La Puerta del Mago: profundizando el libro de Salvatore Brizzi
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Hoy compartimos en nuestro blog una hermosa y detallada reseña a nuestra novedad La puerta del mago. La Magia como camino de liberación, un libro fundamental para cualquier buscador auténtico interesado a llevar a cabo una verdadera transformación de si mismo y de su realidad. Recordando siempre, como bien dice Salvatore Brizzi, que «el mago es un individuo que no se limita a la adquisición intelectual de conocimientos o a la participación en rituales, sino que decide trabajar sobre sí mismo para obtener una transformación real de su propia conciencia; el mago provoca una verdadera deflagración del propio ser que se ve obligado a transformarse en algo nuevo y desconocido».
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En «La Puerta del Mago («La porta del mago» en edición italiana original) Salvatore Brizzi nos habla de Alquimia, Magia y Esoterismo en el sentido más puro de la palabra, es decir, parte de la concepción de que para cambiar tu vida, debes cambiar.
Si cambias, también lo hará tu vida. Así que básicamente este libro explica los métodos y estrategias para cambiarse a uno mismo. Las mismas estrategias que usó Salvatore Brizzi para cambiar su vida. Empezando por no tener un propósito en la vida, incluso arriesgarse a suicidarse, para convertirse en un conferencista exitoso que está cambiando la vida de miles de personas.
En este artículo hablaré sobre el libro «La Puerta del Mago» y quiero compartir una serie de conceptos útiles para cambiar sus vidas para mejor. Encuentro el libro hermoso y luego tomaré las partes del texto que he marcado yo mismo.
La Puerta del Mago: La magia como camino hacia la liberación
Ya había hablado de Salvatore Brizzi y debo decir que me encanta cada libro y cada video curso que publica. Es uno de los pocos autores que siempre me sorprende. El libro comienza describiendo «la embarazosa situación de nuestra conciencia» en la que Salvatore explica: antes de iniciar cualquier tipo de trabajo de transformación sobre nosotros mismos, es esencial que interpretemos un cuidadoso trabajo de observación de nuestra situación actual, a fin de comprender exactamente cuál es el punto de partida desde el que nos movemos.
El primer paso fundamental es ser plenamente conscientes de que actualmente estamos durmiendo. Pensamos que estamos despiertos, pero no lo estamos. Cuando descansamos por la mañana no nos despertamos realmente, pero nos movemos de un estado de sueño a otro: es el sueño vertical, es decir, el sueño que permite la posición vertical, el movimiento, el habla, el estudio, pero todavía lejos de ser un estado real de vigilia.
Es una condición de renacimiento perpetuo en la que no pensamos, sino que somos pensados; no sentimos emociones, sino que somos arrastrados por ellas; no controlamos nuestro cuerpo, sino que pasivamente nos sometemos a su fisiología.
Es como si hubieras nacido en una prisión y nunca sospecharas que no eres libre. El aprendiz nos da un buen consejo: nos dice que intentemos hacer algo que nunca antes hemos hecho, subvirtiendo el orden habitual de los acontecimientos en nuestras vidas. Podemos negarnos a volver a la «celda» después del almuerzo, decidir quedarnos media hora más en el patio durante el descanso de la tarde, pedir una botella de vodka después de la cena, preguntar por diferentes compañeros de celda o, podríamos intentar salir por la puerta principal.
Inmediatamente nos ponemos a trabajar y hacemos algunas pruebas, pero todo intento de cambio se ve sistemáticamente obstaculizado por un poder superior al nuestro, que hasta entonces siempre había permanecido en las sombras y cuya existencia no sospechábamos.
De hecho, todas las personas que tratan de hacer cambios en sus vidas como dejar de fumar, dieta, correr con constancia, etc, pronto se dan cuenta de que no depende de su voluntad, como si hubiera una fuerza mayor que decide por ellos. Por supuesto, nadie admitiría que no tienen una verdadera fuerza de voluntad y que son esclavos de las «fuerzas» que los controlan, pero sin embargo nadie puede cambiar sus vidas. Además, nadie piensa nunca en ello, pero lo mismo sucede también a nivel emocional y en términos de pensamientos.
Intenta, por ejemplo, frente a una situación que le causa enojo o celos, no sentir estas emociones. ¿Puedes? Por supuesto que no, son emociones que comienzan mecánicamente y son mucho más fuertes que tu intención de no sentirlas. El hecho de ser mecánicos, similares a los títeres, está bien explicado en la parábola esotérica de Pinocho.
Entonces, por primera vez nos damos cuenta de que no somos libres y que nunca hemos sido libres. Hicimos lo que todos hacíamos porque pensábamos que era normal y no aspirábamos a nada diferente, pero no podíamos sospechar que estábamos realmente obligados a hacer lo que todos hacían.
Creíamos que éramos libres sólo hasta que tratamos de cambiar algo realmente importante en nuestra vida diaria, entonces también nos dimos cuenta de un poder oculto al que nuestro deseo de cambio no va tan bien. Si nacemos en la cárcel no podemos darnos cuenta de que somos prisioneros hasta que intentamos cuestionar las reglas que nos han sido impuestas desde la infancia y a las que nos hemos adaptado supremamente.
Hacernos creer libres es uno de los engaños más exitosos de la sociedad. De hecho, ningún hombre que se crea libre, cuando en realidad es un esclavo, trabajará sobre sí mismo para obtener la verdadera libertad. Gurdjieff, Osho y Buda a menudo también trataron este concepto de estar «dormido». Por difícil que parezca en realidad que Salvatore tenga razón, primero debemos darnos cuenta de la situación en la que nos encontramos en este momento.
Somos esclavos de nuestra naturaleza inferior, que sigue las leyes mecánicas de la supervivencia, como cualquier otro animal. Para salir de esta situación debemos observarnos, empezar a desarrollar nuestra presencia, una verdadera autoconciencia: la conciencia del aquí y ahora.
Observarnos a nosotros mismos, es decir, observar con desapego, día tras día, los comportamientos inherentes a nuestra personalidad -nuestro aparato psicofísico- permite la creación progresiva de un testigo: una parte de nosotros que no se deja involucrar en los sufrimientos o placeres del cuerpo, el dolor o la euforia, sino que los mira con compasión y se aleja de ellos. De este modo, el testigo se da cuenta poco a poco de que es algo más que un montón de carne, de emociones.
La reseña sigue en la web de Psicofelicidad.
FUENTE: Psicofelicidad - La Puerta del Mago: profundizando el libro de Salvatore Brizzi
![Meditación de la Cuarta Dimensión, de Joe Vitale [REGALO]](https://www.macroediciones.com/data/blog/small/m/milagro-cut-blog.jpg)
